viernes, 16 de marzo de 2012

LOS QUEMAPIEDRAS


Me pregunto de qué harán los castillos en Eslovaquia. Aquí en España son de piedra, y la piedra española no prende. Parece ser que en Eslovaquia no deben ser tan robustos los castillos, pues dos niños fumetas queman uno en menos de dos caladas. No sé cuántos cigarros me habré fumado junto al colegio Piloto en mi último curso de E.G.B., unos 400 aproximadamente, y ni un solo conato de incendio. Qué mala suerte. Y no es porque no me gustara el colegio, si no porque el día del simulacro de incendio era de los más divertidos del año. Un incendio real, por pequeño que fuera, hubiera sido la rehostia.
Quiero hacer una recopilación de las posibles consecuencias del citado suceso:

- En primer lugar no quiero ni pensar lo difícil que será para estos dos chavales echarse un pitillo en los próximos diez o doce años. Que putada. Básicamente uno de estos chavales con un cigar en la boca será equiparable a  Charles Manson con un AK47 en cada mano, cinturón de granadas incluido. La muerte será lo mínimo que merezcan si vuelven a dar una calada a un cigarro. El simple hecho de pensar en humo sería suficiente para su internamiento en una cárcel de máxima seguridad. La perpetua será merecida si se detecta el menor atisbo de color amarillento en sus dedos.

- Otra consecuencia será la gran inversión que las empresas tabaqueras tendrán que hacer en las nuevas cajetillas. A eso de Fumar Mata o Fumar provoca enfermedades pulmonares, y demás, se deberá sumar una nueva sentencia: Fumar puede quemar castillos góticos del siglo XIV. Nuevo diseño, más tinta, mayor tamaño, en fin, un pastizal. Putos niños, la que han formado.

- Una consecuencia ineludible es que los niños fumetas no podrán entrar jamás en los Estados Unidos de América. Y jamás es en la puta vida. Antes de que el incendio fuera sofocado, la cara de los dos niños apareció en la lista de pirómanos del FBI. Y en esta lista se entra, pero no se sale. Si a Antonio Canales una oronda policía le propinó un bofetón en la cara (merecido seguro) por ponerse chulito, a los niños pirómanos qué menos que varias patadas en los huevos. Si uno de estos chavales pasa por un arco detector en USA, tras el pitido correspondiente y las palabras "pirómano eslovaco fumeta" en la pantalla del controlador, será invitado a abandonar el país tras ser apuntado a la cabeza por varios cops.-¡¡A fumar te vas a tu puto país, pedazo de hijo de puta¡¡. 

- Por último, hay que tener en cuenta que quemar un castillo gótico del siglo XIV es algo que te acompaña de por vida. No puede ser de otra manera. No sé en Eslovaquia, pero en España, automáticamente, pierdes tu nombre y pasas a ser el "quemacastillos" o en su defecto "quemapiedras". Otros sobrenombres son también aceptados como "antorcha" o "putoloco", y pasas a ser reconocido y alentado por la calle a pleno día.
- ¡¡Quemapiedaras,échate un piti¡¡- o - ¡¡dame un toque y nos quemamos algo, si eso, putoloco¡¡- serán frases que tendrás que escuchar al menos durante los próximos veinte años. Incluso, si vives en un pueblo, toda tu familia será conocida como "los quemapiedras". Tus hijos, nietos y demás descendentes serán llamados así. Tu apellido será olvidado y reemplazado por tan bello apodo. Es lo que hay.

Creo que todo lo anterior puede ser demasiado traumático para dos niños de 11 años. Para paliar estos efectos deberíamos invitar a los chavales a un tour vacacional por España, empezando por el Congreso de los Diputados y el Senado. Ya les voy comprando un cartón de Winston a cada uno. 


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